Los Albores de la Aviación
“Desde los albores de la civilización el hombre intentó volar.
Quizás tratando de emular a las aves o a los insectos, o tal vez como un deseo atávico, producto de lejanos recuerdos de tiempos aún no completamente entendidos, lo cierto es que la humanidad desde antaño hizo innumerables intentos por vencer la fuerza de la gravedad que la ataba a la tierra. Existen amplios registros de esos esfuerzos en la mitología, la arqueología y la historia antigua.
Es bien conocida la leyenda griega del Laberinto diseñado por el arquitecto Dédalo por encargo del Rey Minos de Creta para alojar al Minotauro, monstruo devorador de hombres, mitad hombre y mitad toro. Al revelar Dédalo el secreto del Laberinto a Adriana, la hija del Rey, y esta a su amante Teseo, para que matara al Minotauro y escapase, el Rey Minos enfureció y le encerró junto con su hijo Icaro. Ambos huyeron del laberinto usando alas de cera. Esta leyenda es también uno de los más antiguos registros de una tragedia aérea pues relata que al volar Icaro cerca del Sol se derritieron sus alas y cayó al mar. Su padre pudo llegar a Sicilia volando.
En los Vedas, contenidos en el texto épico hindú Mahabharata, de alrededor del año 1500 A. C., aparecen claras descripciones de objetos voladores, al igual que sucede en el Antiguo Testamento, en Ezequiel 10:1-19.
Innumerables pictogramas y jeroglíficos de antiguas civilizaciones a través de todo el mundo atestiguan anhelos (o realidades?) en el arte de volar.
No escapan a esas anotaciones pictográficas las elaboradas por las antiguas civilizaciones americanas. En el museo Municipal de Nazca en Perú existen vasijas de cerámica con figuras de globos y otros objetos voladores, al igual que en el Museo Nacional de Antropología de Lima se exhiben bordados en algodón mostrando hombres voladores.
Leonardo da Vinci (1452-1519) inventó en 1503 una máquina voladora y esbozó los principios del planeador, el helicóptero, el paracaídas, la hélice y una máquina voladora.
Del siglo XVI al XIX se produjeron numerosos experimentos que paulatinamente fueron avanzando las posibilidades de alcanzar el dominio del aire. Los aeroestatos o globos, precursores de los enormes dirigibles, los ornitópteros (aparatos movidos por la fuerza humana), las cometas gigantes, los diversos tipos de planeadores y la adición de motores de vapor fueron algunas de las contribuciones importantes pero poco prácticas de este periodo.
Algunos de los inventores y experimentadores más destacados de esta época fueron Octave Chanute, quien recopiló mucha de la teoría de vuelo disponible hasta ese momento, Otto Lilienthal, experimentador en diveros planeadores, que al fin le costaron la vida, y Samuel Langley, con su invento de un avión impulsado con motor de gasolina.
Sin embargo, correspondió a los hermanos Wilbur y Orville Wright el efectuar en Kitty Hawk, North Carolina, el 17 de diciembre de 1903 el primer vuelo con un aparato más pesado que el aire, movido por un motor de gasolina y bajo el control absoluto del piloto. Este primer vuelo solo duró 12 segundos pero dio inicio a la aviación mundial moderna. Fue el fruto de varios años de esfuerzos y experimentos de los hermanos Wright quienes continuaron perfeccionando su aeronave y sus técnicas de vuelo al mismo tiempo que otros inventores desarrollaban máquinas voladoras similares.
En 1906 el piloto brasileño Alberto Santos-Dumont llevó a cabo el primer vuelo efectuado en Europa, en un avión diseñado por él con un motor de 40 caballos de fuerza y construído por la firma Voisin.
Wilbur Wright viajó a Europa en 1908, y las demostraciones que efectuó con su avión despertaron un enorme interés en el viejo continente, que se traduciría en el desarrollo de una importante industria aeronáutica en Inglaterra, Francia y Alemania.
En ese mismo año de 1908 su avión fue comprado por el U.S. Signal Corps, del ejército de los Estados Unidos, con lo que se convirtió en el primer avión militar del mundo. Después de dos años de servicio el avión se entregó al Smithsonian Institution en Washington en donde aún permanece en exhibición.
Glen Curtiss fue uno de los principales diseñadores y pilotos de esa época en los Estados Unidos, habiéndose iniciado en esas actividades en 1908. Ganó con sus aviones varios records de distancia y duración y por un tiempo colaboró con el inventor Alexander Graham Bell.
El ingeniero Louis Bleriot, de Francia, hizo en 1909 un avión diseñado y construído por él, la primera travesía del Canal Inglés, volando 37 kilómetros en 35 minutos, de Calais, Francia, a Dover, Inglaterra.
Las aplicaciones militares de la aviación vinieron a darle a esta un enorme impulso antes y durante la Primera Guerra Mundial, sustituyéndose gradualmente el diseño de aviones biplanos y empujados por hélices en la parte posterior de las alas por diseños de tipo monoplano, halados por hélices colocadas en frente del ala.
Durante la Primera Guerra Mundial, y hasta 1938 se utilizaron también naves más livianas que el aire, los dirigibles, con fines militares y comerciales.
El dirigible más grande construído fue el alemán Hindenburg, que después de 10 viajes trasatlánticos terminó destruído por el fuego al aterrizar en Lakehurst, New Jersey, falleciendo la tripulación y 36 de sus 92 pasajeros.
Después de esta tragedia se abandonó la construcción de los dirigibles y el avión reafirmó su supremacía como el medio de transporte más eficiente. Aeronaves más confiables permitieron vuelos transcontinentales, haciéndose común el transporte de pasajeros y correo. “
Tomado del libro: 100 años de Historia de la aeronáutica y del correo aéreo en Costa Rica. Giralt, J. (2012) Editorial Tecnológica de Costa Rica. Cartago. Costa Rica.